martes, 21 de junio de 2011

Corpus

Se tanteo los glúteos, otrora rebosantes, tirantes y rosados.Poco quedaba de aquello.
Ni que hablar de su cintura, imposible distinguirla, envuelta en pliegues de carne fofa y desteñida.
Su abdomen prominente no le permite agacharse y tocarse los pies.
En sus senos guarda la historia de amor, por sus hijos y por los que amó de otra forma.
Pezones firmes y grandes apuntando al piso, como dormidos u olvidados.
Su cuello se ha llenado de líneas y ríos azules de sangre, allí la piel se ha vuelto casi transparente.
Con sus manos grandes y huesudas se acaricia con suavidad las huellas del tiempo.
No siente nostalgia, mas bien resignación.
Se viste sin prisa, con alguna dificultad sale del baño y se mete en su cama.
Sabe que en poco tiempo dejara de caminar y hasta de bañarse sola, quizás, si tiene un poco más de suerte
dejará ese cuerpo dolorido y pesado que ya no le proporciona placer y volverá a verse como antes, feliz y completa.

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