sábado, 11 de junio de 2011

ESPEJISMO

El fin de semana venía fresco y húmedo. El otoño se replegaba despacio bajo el gélido aire polar que invadía, de a poco, cada rincón.
Regresaba pensando en todo lo que me había tocado en suerte en esta vida. Me pareció, como a todos, que alguien había hecho mal los cálculos y que otro estaba disfrutando de la parte de felicidad que me correspondía.
Después repase uno a una (hombres y mujeres) que habíanme prometido su amistad y compromiso en las buenas y en las malas. No quedó ni uno.
Hacía jugar unas pocas monedas en mi bolsillo mientras me di cuenta de que la vida es un juego solitario en el que los otros jugadores van cambiando de contrincantes y al final es uno el que, a la corta o a la larga, descubre que al toro sólo lo enfrenta uno.
Acostumbrado a resolver todo por mi propia voluntad no le di importancia al crucial descubrimiento, mas bien me dio tranquilidad pues yo , alguna vez había hablado de las caretas y que tarde o temprano se caían.
La humedad de las baldosas me daba tirones en los zapatos cada vez más seguido, opte por bajar al asfalto desierto de esa hora y lugar.
Las ciudades tienen eso, se mantienen despiertas en determinados lugares, donde los solitarios se congregan y ven pasar las horas del insomnio.
En este largo balance de unos mil pasos, quizás más, me desperté del ensueño ese donde uno cree que tiene una familia, amigos y alguno que otro amor escondido; en la práctica todo es una ilusión. Cada hombre construye y destruye su vida solo, sin ayuda.
Todo lo demás : un simple espejismo.

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