viernes, 15 de julio de 2011

Cadenas herrumbradas...

Urbe desierta. El sol calienta la siesta de un domingo que marca mi memoria. Camino haciendo sonar los pasos que se repiten como ecos, quizás deseados, quizás olvidados por el tiempo. La ansiedad me comprime el pecho, el dolor me desborda los ojos y casi no puedo ver.
Te vengo a visitar-pienso.
Pero adentro mío sé que allí no estás. Como esos ángeles carcomidos por la intemperie y el abandono.
¿Cómo dejarte ahí? ¿Cómo abandonarte? ¿Cómo hacer para olvidar lo malo y recordar sólo los momentos hermosos que vivimos?
Frío el cemento que recorre mi mano, frío el aire de ese lugar. Me da paz venir y estar cerca aunque nos separe lo físico, creo que estamos más juntos desde aquel día.
Hay tantas cadenas por doquier.Todas herrumbradas, todas quietas y endurecidas. Todas encerrando historias congeladas por el final de la vida.
Hay carcajadas que se cuelan por ahí, lejos o cerca, el silencio las acerca a mi pena.
Recuerdo cuando de tu  mano recorría esta ciudad mustia, era un ritual, una obligación para sanar el alma herida.
Dificilmente cierre esta laceración, dificilmente llegue lejos con esta soledad que me envenena.
Cumpliré pronto mi promesa, ahí estaré contigo, como siempre...juntos los dos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario