martes, 31 de mayo de 2011

Silent ultima

El caballo empieza a resoplar por el cansancio. El viejo se aferra a las riendas y aprieta los talones para alentarlo.El animal responde retaseando los trancos.
La tarde cae pesadamente. El frío se comienza a sentir.
Los ojos cansados de ambos no distinguen entre las sombras.
Él sabe que es peligrosa esa parte del camino: demasiados pozos, árboles viejos que se desmayan sobre el camino, poca gente en las cercanías...
La bestia se detiene. Su mirada se clava a lo lejos; a escuchado algo a lo que teme.
El animal sediento de carne y sangre los mira a ambos desde lejos.
El hombre siente el miedo que exhala el equino, sabe que ambos son presa fácil.
Intenta desesperado por cambiar el rumbo, talonea varias veces.El otro corcovea y enfila hacia el monte.
Una rama voltea al anciano y una piedra filosa le parte la espalda cansada.
Sólo escucha como, a lo lejos, se pierden el galope y el rugido de un puma hambriento.
De a poco, en silencio, se deja ir en la espesura de la oscuridad y la muerte.

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