lunes, 17 de septiembre de 2012

El guardián de un sueño







Ayer creí haberte soñado. Tanto tiempo sin verte en mi mente.Hasta me pareció sentirte muy cerca mío, con ese amor que sé que me tienes todavía.
El hombre miraba a ese niño pequeño dormido en sus brazos;parecía de miel su mirada y sus brazos como enredaderas poderosas que se aferran a su propia vida.
El niño dormía, como duermen los niños, sumergidos en la paz de los inocentes, cautivados por la vida que los extenúa de antemano y los prepara para la lucha.
Pequeño guerrero que duerme en brazos de su padre, un todopoderoso protector y silencioso guardián de su descanso.
Se sacude el trole.Veo como el hombre corpulento se prepara para ponerse de pie.
Antes, como para asegurarse de que su tesoro más valioso no interrumpa un sueño de pureza, lo besa repetidamente y se levanta de su asiento.
En dos pasos se coloca frente a la puerta que se repliega y se baja de un salto. Se aleja caminando con la mirada fija en el pequeño durmiente.
Yo te recuerdo como un punzón que desangra mi memoria de golpe. Te veo sentado conmigo compartiendo una picada en una confiteria, anticipándote, quizás, a tu ansiedad de que me haga grande y sea tu mejor amigo-hijo.
También te recuerdo contándome una historia mientras esperábamos dormirnos. Apenas cuatro años 
de madurez me alcanzan para recordar tus palabras, más allá de la historia, me quieres dejar un mensaje que aun hoy valoro y reivindico.
Eras un hombre sabio, tu amor todavía me conmueve. Mientras camino lloro pensando que mi padre
tiene para mi un fuerte abrazo y hoy  acompaña a mi madre. Me consuelo en saber que están juntos y felices.
Rápidamente dejo de sentirme solo y extraviado en el mundo: para algo  me enseñaste que para transitar la vida no hay que entregar lo más valioso de un hombre : su honestidad.

jueves, 4 de agosto de 2011

RECUPERARTE... RECUPERARME.

Algo tienen los sueños. Son pequeños poros del tiempo y el espacio por donde nos fugamos del cuerpo. Alguien lo relacionó con deseos reprimidos, frustraciones o miedos. Pero hay sueños distintos, ajenos a la lógica, cercanos al amor.
Te he soñado. Tan cerca te tuve que hasta sentí tus infinitos besos en mis mejillas, tibia tu boca, vivo tu amor.
No recuerdo que me decías pero entendí el mensaje. La planta revivió, haciendo caso a tu pedido la cambié de lugar. Otras  cosas me has querido decir, entendí que estás bien y feliz, que no me dejarás solo como yo no lo hice con vos.
Se que me sigues queriendo y que me esperas, yo ansioso de abrazarte de nuevo cuento los días, quisiera acelerar el tiempo y viajar a tu encuentro.
Ya he preparado mis valijas, todas llenas de amor y  de recuerdos ¿Como dejar eso tan valioso en este páramo?
Me han dicho que el tiempo borra el dolor y la memoria recupera solo lo bueno.
Para mi el tiempo sólo es espera. Para ti no existe y sé que de alguna forma difícil de entender ya estamos juntos.
Ya me recuperaste, te recuperare muy pronto, madre mía.

lunes, 18 de julio de 2011

Abismo

Veo ese color que se escapa de tus ojos, me miras en cuanto puedes y solo veo ese verde pálido casi transparente.
Se nota tu interés por recorrer la fealdad de mi rostro, quizás no puedas creer que un muerto ande entre los vivos.
Me pierdo en mi laberinto y te dejo ahí, a mi lado.
La película corre de nuevo, sin modificaciones, tan lacerante como todos los días, es mi ritual cotidiano de masoquismo barato. La muerte no solo se lleva a uno, los otros, los encadenados a los sentimientos, nos vamos un poco también.
Estoy casi muerto.
Es por eso que no me interesa que me frotes con tu pierna la mía, ni que suspires porque no respondo a tus miradas.
Reconozco la belleza aún pero no me importa nada.
Me bajaré en la esquina y tan sólo te quedarás con mi cara regada de amargura.
Tú sigues viviendo, yo muero un poco cada día extraviado en mi abismo.

viernes, 15 de julio de 2011

Cadenas herrumbradas...

Urbe desierta. El sol calienta la siesta de un domingo que marca mi memoria. Camino haciendo sonar los pasos que se repiten como ecos, quizás deseados, quizás olvidados por el tiempo. La ansiedad me comprime el pecho, el dolor me desborda los ojos y casi no puedo ver.
Te vengo a visitar-pienso.
Pero adentro mío sé que allí no estás. Como esos ángeles carcomidos por la intemperie y el abandono.
¿Cómo dejarte ahí? ¿Cómo abandonarte? ¿Cómo hacer para olvidar lo malo y recordar sólo los momentos hermosos que vivimos?
Frío el cemento que recorre mi mano, frío el aire de ese lugar. Me da paz venir y estar cerca aunque nos separe lo físico, creo que estamos más juntos desde aquel día.
Hay tantas cadenas por doquier.Todas herrumbradas, todas quietas y endurecidas. Todas encerrando historias congeladas por el final de la vida.
Hay carcajadas que se cuelan por ahí, lejos o cerca, el silencio las acerca a mi pena.
Recuerdo cuando de tu  mano recorría esta ciudad mustia, era un ritual, una obligación para sanar el alma herida.
Dificilmente cierre esta laceración, dificilmente llegue lejos con esta soledad que me envenena.
Cumpliré pronto mi promesa, ahí estaré contigo, como siempre...juntos los dos.


martes, 5 de julio de 2011

Arde el hielo

Bocanadas de vapor exhalan los pocos intrépidos que caminan en las ultimas horas de la noche. Casi son las siete y aun la oscuridad lo impregna todo.
Hay charcos congelados sobre la calle, algunos autos los quiebran al pasar despacio.Adentro las fantasmagóricas figuras de sus tripulantes parecen saludar con un suave cabeceo.
Miro hacia dentro y siento la sangre como lava recién expulsada, el odio me corroe desde muy profundo.
Sé que el dolor y la furia son vecinos asiduos y que se visitan mutuamente. Mi dolor no amaina y se mezcla de forma extraña con la furia.
-Es la gente toda así?- me pregunto en otro dialogo silencioso y no puedo contestarme. Me quedo sin respuestas rápidamente en los últimos días.
Sin darme cuenta me he detenido en una esquina y los semáforos solo parpadean en amarillo, quizás porque también duermen como todos.
He salido de mi casa pasadas las tres. Cuando los demás salen a la calle, yo me encierro.
Quizás sea una maldición.
La frialdad de los otros hace que mi alma se convierta en una pira candente de frustraciones y amarguras.
La soledad, a pesar de todo, se ha vuelto un bálsamo para mi tortura y en mi única compañía.
Amanece. Otro día que cruzaré dormido para escapar a la realidad gélida que me rodea.
Algún día llegará mi primavera y quizás un corto verano, tal vez  no sea tarde entonces.


domingo, 26 de junio de 2011

Incertidumbre

Cruzó los brazos y caminó tantas veces como pudo por la habitación vacía.
Los días pasaban lentamente y sus ideas volaban, en temperatura y velocidad.
El cielo estaba gris como de costumbre, aunque el sol calentara las tejas de la casa, adentro el frío era muy intenso.
Una mezcla de miedo, hambre y desaliento eran el menú diario al que se enfrentaba.
Todo había cambiado a su alrededor menos él. Eso era lo que más lo molestaba.
Mañana, esa era la gran duda que le carcomía el alma de a poco.
En el atardecer de su vida se vio solo, sin su familia y en una casa en penumbras.
Los errores se pagan caro-pensó.
La vida se toma a tajos para hacer recapacitar a los necios.
Muchas, demasiadas veces, se equivocó y volvió a hacerlo, sabiendo que las consecuencias podrían ser demasiado peligrosas.
El hombre inseguro es el que se equivoca más que los otros a causa de sus reacciones tardías.
Esa noche apagó la luz de su pieza y sólo pensó que en pocas horas ya no tendría un lugar donde vivir.
Como en un juego, había apostado mal demasiadas veces y ahora debía pagar...

martes, 21 de junio de 2011

Corpus

Se tanteo los glúteos, otrora rebosantes, tirantes y rosados.Poco quedaba de aquello.
Ni que hablar de su cintura, imposible distinguirla, envuelta en pliegues de carne fofa y desteñida.
Su abdomen prominente no le permite agacharse y tocarse los pies.
En sus senos guarda la historia de amor, por sus hijos y por los que amó de otra forma.
Pezones firmes y grandes apuntando al piso, como dormidos u olvidados.
Su cuello se ha llenado de líneas y ríos azules de sangre, allí la piel se ha vuelto casi transparente.
Con sus manos grandes y huesudas se acaricia con suavidad las huellas del tiempo.
No siente nostalgia, mas bien resignación.
Se viste sin prisa, con alguna dificultad sale del baño y se mete en su cama.
Sabe que en poco tiempo dejara de caminar y hasta de bañarse sola, quizás, si tiene un poco más de suerte
dejará ese cuerpo dolorido y pesado que ya no le proporciona placer y volverá a verse como antes, feliz y completa.